Hace un tiempo, terminé infiltrada en el cumpleaños de una nena desconocida para mí. La verdadera invitada era una amiga mía que se había comprometido a llevar a su hijo a la fiesta.Yo estaba de visita en su casa, y mi hija y yo fuimos incluídas en el grupo.
Mi amiga es argentina, pero vivió su maternidad en EEUU y no hacía demasiado que estaba viviendo en Buenos Aires. En medio de la reunión me comentó, encantada, lo divertido que le parece la forma de festejar los cumpleaños infantiles que se estila acá.
- ¿En serio?- le pregunté extrañada- es porque es el primero que ves. Son todos iguales- sentencié.
Con el tiempo me dió la razón, pero sabía que lo que le dije era una obviedad.
Mi hija cumple años en marzo y ya es momento de pensar en el festejo.Tengo que decidirme ahora. Siempre lo dejo para un par de meses antes, y me encuentro con los "retos" de los encargados de los salones o los malabarismos de los animadores para concretar hora y fecha. Parece un tema fácil, pero no lo es. Sobre todo cuando una lo piensa demasiado.
En primer lugar debe ser un cumpleaños parecido a lo que hacen sus compañeros, pero original. Ya sé que parece un
oxímoron, pero me refiero a que no puede ser algo muy exótico que traiga excesivas molestias a los padres, tanto de los invitados como los del cumpleañero que también son seres humanos. Al mismo tiempo, fuimos a festejar los dos últimos cumpleaños de los compañeros del grado el
Museo de los Niños.Estoy segura que los padres pensaron "voy a gastar, pero vamos a hacerlo en un lugar especial. Seguro que va a estar buenísimo". Pero termina dejando la sensación de que una fiesta se confunde con las otras.
Otro temita molesto es que la animación es totalmente dirigida. Pobre del que no quiera prestar atención a la propuesta. Será inmediatamente retado y sutil (o groseramente) amenazado por los animadores. Desde lo ideológico, me gustaría un poco más de libertad para jugar y explorar lo que quieran. Pero comprendo que animar una fiesta con 30 niñitos no da para esos desvíos. Las
madres excelentes proponen reunir a los invitados y organizar juegos caseros, como se hacía antes. Pero, bueno, yo apenas soy una "
madre suficientemente buena" y semejante programa me parece muy cercano a una pesadilla.
De hecho, los cumpleaños infantiles de antes constistían en invitar a tres o cuatro amiguitas a tomar chocolate, Mi madre optaba por invitar a todo el grado, emprendiendo una aventura a mayor escala. Pero, si bien no existían los salones, sí contrató en algunas ocasiones animadoras que la ayudaran a lidiar con la horda infantil. Aún en los lejanos años 70. Las animadoras traían algo buenísimo ¡películas en súper 8!
Volviendo a la actualidad: Cumpleaños espontáneos, no. Cumpleaños muy dirigidos, no. Cumpleaños complicados por accesibilidad, horarios o lo que sea, no. Cumpleaños en lugares donde ya fueron hechos otros cumpleaños, no. Cumpleaños cuyos costos equivalgan al sueldo de ambos padres, no.
Realmente no es sencillo. Ya hice cumpleaños en el
zoológico, en el Museo de los niños (sí, yo también), en McDonalds, en un montón de salones, circo con
La Pitetuá, maquilladoras,
magos,
Maga Mechi y sus serpientes, animadores varios y francamente se me está acabando la creatividad.
Otro problema son los animadores que quizás trabajan muy bien en lo suyo, pero no saben disimular su mala onda con los chicos, especialmente con los que "molestan". Me pasó con la Maga Mechi, por ejemplo.
Para el año que viene estoy casi decidida a contratar a
Ciencia Divertida. (Seguro que los dos cumpleaños anteriores al de mi hija hacen lo mismo, pero por ahora no se le ocurrió a nadie). El problema es que la descripción parece fabulosa, pero solo leí una recomendación en un foro (quizás sea la novia del dueño :-)) y el resto es todo propaganda y notas de prensa.
¿Alguien los vio animando un cumple? Hay momentos en que detesto vivir sumida un la sociedad de consumo...