sábado, enero 20, 2007

Cómo amar la lechuga


Ha comenzado el 2007 y por ahora, sigue sin aparecer algún método de ingeniería genética que nos garantice ser flacas para siempre. Tampoco parece que se haya puesto de moda estar gorda. Sinceramente, es una lástima.

El problema es que vacaciones + Navidad + cumpleaños propio + Año Nuevo + cumpleaños ajeno me dejaron una huella y no sólo la de evocar momentos felices. Creo que llegó el momento de tomar medidas extremas, casi heroicas.

Por supuesto que no me refiero a abandonar a mi familia, unirme a Médicos Sin Fronteras y marcharme al África. Pensándolo bien, tampoco es una idea para descartar de plano. Me imagino que en un campo de refugiados africanos, las tentaciones alimentarias son prácticamente inexistentes y el éxito de la dieta está asegurado. Aunque también habría que considerar que tomar esa decisión me traería algunos problemitas. No sé si bajar un par de kilos los compensa.

La medida extrema a la que me refiero, es la de hacer un día hiperproteico. Pocas calorías y todo proteína que gasta más en digerirse.Ya sé que funciona. Lo hago. Me levanto a la mañana y desayuno un café con leche con un yoghurt de vainilla.

A media mañana corto 50 g de queso magro. Me lo como con un café con un chorrito de leche. A esa altura ya todo ese queso, yoghurt y leche me están asqueando, pero todavía falta bastante.
Almuerzo. Un caramelo ácido. Sopa. Una lata de atún al natural con un huevo. Gelatina dietética.
Media tarde. Un chessecake. Como todos los productos dietéticos tiene un nombre tentador, un aspecto engañoso y un gusto.....bueno, es dietético, ¿qué esperaban?
Merienda. Otro café con leche acompañado por tres rollitos hechos con sendas fetas de jamón rellenas con queso blanco. (Puaj)
Cena. Otro caramelo ácido (oasis). Más sopa. Una presa chica de pollo grillado + una omelette con dos claras y 25 g de queso magro. Gelatina. FIN.

Día siguiente. Descubro que alimentos que hasta ayer me provocaban indiferencia, ocultan tesoros impensados. ¡Qué delicioso es el budín de calabaza y acelga! ¡Qué exquisita es la ensalada de lechuga y tomate! ¡Qué delicia los duraznos! Y toda esa revelación al módico precio de haber pasado sólo un día a base de leche-queso-huevo-pollo. No sólo he conseguido bajar algo. Ahora el plan de alimentación del Dieta Club me parece una maravilla.

1 comentario:

Tanhäuser dijo...

Ánimo con esa dieta. Es duro pero al final compensa.
Quizá un poquito de deporte también te ayudaría. Además es más divertido.
Saludos