domingo, enero 25, 2009

De vacaciones: reviviendo nuestos genes paleolíticos

Se dice que tenemos genes paleolíticos. O, explicado de otra manera, que millones de años de evolución nos adaptaron para un estilo de vida de cazadores - recolectores. A emplear nuestro esfuerzo físico en conseguir comida en un entorno limitado. Por las dudas, aclaro que con "esfuerzo físico" no me refiero al que requiere clickear el mouse, y que "entorno limitado" no es lo que entra en el baúl del auto al volver del supermercado.

Claro que nuestro estilo de vida moderno cambió mucho. Pero, nos fuimos de vacaciones a Mendoza y pudimos rescatar algo del estilo de vida paleolítico. No fue planificado, por supuesto. Resultó que gracias a Internet elegimos alojarnos en La Posada del Vino. No leímos que decía "camino" al Valle Grande, no "en" el Valle Grande. Como conclusión llegamos a un lugar hermoso, tranquilo, pero básicamente en medio de la nada y sin ningún servicio de comida ahí mismo.

(esto es lo que se veía desde nuestra cocina)

Como ayunar no estaba en nuestros planes, terminamos encontrando una pequeña proveeduría más allá en la ruta. Yo había llevado café, leche en polvo y sopas "hasta que pudiéramos comprar". Huelga decir que usamos hasta la última molécula y la reposición la hicimos a la vuelta en Buenos Aires.
Pero no podíamos vivir con solo eso, así que el primer día conseguimos un paquete de fideos, un puré de tomates, unas galletitas de salvado y algo de queso. Bien, ¿no?
Al día siguiente, a los fideos que se iban a constituir en nuestra cena, pudimos agregrar calabaza (¿o zapallo anco?) La verdad es que con el queso nos quedaba muy bien, y quedó como el almuerzo.
Íbamos y veníamos varias veces en el día (el ya mencionado esfuerzo físico) para ver que podíamos recolectar. La chica que atendía traía la mercadería un su moto, así que las existencias eran limitadas y bastante impredecibles (el famoso entorno limitado).
Sin embargo, como muestra del espíritu de progreso de la humanidad, no nos quedamos tranquilas. Conseguimos lechuga, tomate y cebolla, algunas naranjas y más adelante un melón y duraznos (melocotones). Comenzamos a negociar para que nos trajera algunos productos exóticos en la zona. Yogures dietéticos (conseguimos 6), queso untable descremado (no tuvimos éxito), Coca diet (conseguimos una). Por favor, si cuando estábamos por irnos ya nos habían preguntado si nos gustaban los postres dietéticos Ser de chocolate (sí). Lástima que ya nos volvíamos...
En conclusión, no fue una experiencia muy larga. Solo ocho días, pero habíamos establecido una dieta basada en desyuno y merienda a base de café con leche y galletitas de salvado con queso, a media mañana comíamos un yogur, el almuerzo era con calabaza y queso , ensalada de tomate y lechuga con sal y la fruta que tuviéramos. En la cena comíamos los fideos con salsa de tomate y más fruta.
¿Si tuve hambre? Claro que no. ¿Extrañaba comer "cosas ricas" (en mi caso dulces)? La verdad es que no mucho. Y si en algún momento me pasaba no tenía nada para satisfacer mi impulso, así que se me pasaba. Volví a Buenos Aires preguntándome porqué como tantas golosinas (o si no las como, por lo menos porqué ocupan tanto mis pensamientos). Supongo que sencillamente porque están ahí. Y si no están ahí, se puede acceder muy fácil. Así que volví y retomé el tironeo de "no me conviene comerlo". En algunos temas es más fácil cuando no hay elección.
Pero no solo me preocupé por temas dietéticos...
Me llevaron a muchas bodegas. No solo eso, también me dieron muchos vinos para degustar. Tantos que, de ser una abstemia absoluta, empecé a considerar la idea de tomar algo. Ya abrí una botella de vino que alguien, en algún momento me regaló. Hasta tomé un poco...


Fuimos a la alta montaña.


Hicimos rafting en el río Atuel

Visitamos el Cañón del Atuel y nos felicitamos de que manejara otro.


Como Mendoza es una zona semidesértica tiene numerosos embalses y diques para generar energía y para riego. Una vista de Los Reyunos.

Este es el mismo lago, antes de meternos a nadar.

10 comentarios:

Bere dijo...

Q bueno!! Me gusto muchisimo, una paz total, me alegro por vos, tambien hice la ruta del vino pero en mi caso, ya venia tomandolo mucho antes,jaja!

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

¡Wow! ¡Qué lugar! Y qué bien hace alejarse de vez en cuando de la vida moderna, ¿no?
Un beso y bienvenida de nuevo
;)

Danu dijo...

Que lindo lugar!!
Una paz impresionante.
Que rico un buen vino tinto de vez en cuando!!!
Muy lindas las fotos
Besos!!

Anónimo dijo...

Precioso el lugar, lo tendré en cuenta para futuras (bastante futuras) vacaciones.

Hurricane dijo...

Que buena experiencia la de ustedes, me gustó la onda de "cazadores recolectores"
La foto 2 es impagable, se observa perfectamente el corte de la piedra del cerro y los distintos estratos, un geólogo se queda media hora mirando solo eso...
Besos!

Ana dijo...

Uy que fotos preciosas. Me pareció importante el detalle de que la lechuga la pudieran comer con sal :-) Seguro eso mejoró bastante la vida. Ahora... creo que había un post tuyo sobre la conveniencia de vacacionar en lugares cómodos que suscribo!!

Paula dijo...

Hola!!!

Que lindo lugar para desenchufare de todo!!! Hermosas las fotos

Paula dijo...

Se me cortó el comentario anterior. ¿Cómo encontraste todo a la vuelta?

Besos

Miroslav Panciutti dijo...

Me han encantado las fotos; qué ganas tengo de conocer la Argentina. ¿Y dices que no pasaste hambre? Vaya ... Me alegro de que estés de vuelta. Un beso.

Alicia R. dijo...

Bere: fuiste una adelantada ;-)

Srika: sí, volvimos a ser mujeres recolectoras. Gracias.

Danu: con un toque de vino es mejor. Besos.

Irene: realmente vale la pena.

Hurricane: muy buena observación. Mendoza es muy interesante desde ese punto de vista.

Ana: fue todo culpa de mi amiga. Tendría que haber sospechado cuando me enteré que no había WiFi...

Paula: gracias, un poco revuelto :-)

Miroslav: no dejes de hacerlo. Estamos lejos, pero con un cambio muy favorecedor (De nada, Secretaría de Turismo)