Hoy cumplo cuarenta y cinco. Es tiempo de nuevas resoluciones. Ya hace varios cumpleaños que lo vengo pensando y está decidido. A partir de ahora, voy a empezar a mentir con mi edad.
Cuando me pregunten:
- ¿Cuántos años tenés?
Voy a decir: ciento cinco, mirando orgullosamente a mi interlocutor.
Entonces, el asombro y la respuesta inevitable:
- ¡Es increíble lo bien que estás para esa edad!
A lo cual voy a replicar modestamente:
- Lo que pasa es que cada mañana me tomo un Actimel y solo ocupo mi mente con pensamientos positivos.
- De todos modos es extraordinario. ¡Jamás te hubiera dado más de cincuenta y cinco!
Un acierto del año que se va: haber llenado de flores el balcón de mi dormitorio