jueves, septiembre 27, 2007

Trabajos forzados para el hogar


Allá por los 70, cuando fui alumna de primaria, la tarea era cosa de chicos. Me refiero a que se esperaba que hiciéramos los deberes solos. A lo sumo, preguntábamos lo que no entendíamos. Pero ningún padre (madre, si somos más apegados al realismo que a la corrección política), sentía la obligación de ordenar, incitar, explicar, revisar, corregir y observar cada mínimo trazo con el culo pegado al asiento sin poder hacer nada más hasta terminar la bendita tarea.


En algún momento impreciso entre 1976 (fin de mi primaria) y 1998 (comienzo de la de mi hija mayor) las cosas habían cambiado. Y no me refiero solo a los cambios agradables, como el advenimiento de la democracia y la aparición de internet. No, me refiero a que mientras yo estaba distraída estudiando en la facultad, casándome y cuidando a mi bebé, ALGUIEN (a quien mataría si pudiera), determinó que la tarea escolar era obligación de los padres.

Al principio no me había percatado de lo que se esperaba de mí. Así que tardé un poco en darme cuenta de que tenía que volver a cursar la primaria, con el agravante de arrastrar a una niñita con poco interés en el tema. . Terminé por enterarme cuando la maestra me empezó a citar para contarme lo que NO hacía mi hija. Ahí empecé con la lectoescritura, la letra cursiva, los números, las 4 operaciones, las tablas...(ustede mismos completen todos los ítems hasta 7º grado). En los grados superiores conseguí algo más de libertad y por fin, en 2004 tuve mi certificado de estudios primarios.

Lástima que el año pasado tuve que empezar otra vez 1º grado con mi hija menor. Adorable criatura que aplica la Ley del Mínimo Esfuerzo con aún más virtuosismo que su hermana (lo que siempre creí imposible).

Por un lado, debo confesar que 2º grado tiene temas fascinantes. Se aprenden cosas que son fundamentales. La hora, el calendario, sumar, restar, multiplicar y dividir. No da lugar a preguntas como "Y esto para qué me va a servir". Todo lo que aprendí en la primaria me sirvió para la vida cotidiana. Digamos que todo hasta la regla de tres simple. Quizás también la compuesta :-)
No es como tratar de contestar a mi hija mayor para qué la hacen estudiar latín. Para mí la respuesta es "para que te den el título secundario", pero por alguna razón a ella no le parece suficiente...

Volviendo a las criaturitas que están conociendo los misterios de la resta con dificultad y la concordancia entre sustantivos y adjetivos, tampoco es que están felices de obtener tan útiles conocimientos. Por lo menos a la mía la tiene muy sin cuidado. Los diálogos suelen ser de este tenor:

- ¿Cuánto es 14 menos 7? - (antes muerta que tener que pensar un poco).

- Mirá tesoro, hace mucho mucho tiempo cuando yo era joven en el otro milenio, ya aprendí cuánto es 14-7. La que lo tiene que aprender ahora sos vos. Yo ya lo sé.

- Ah, entonces ¿me decís cuánto es 14-7?

- Pero, ¿cómo es que me preguntás eso? ¡Es muy fácil! Además la hiciste en la resta anterior.

- No sé, no entiendo.

- ¿QUÉ ES LO QUE TENÉS QUE ENTENDER DE SACARLE 7 A 14?

No sigo para que no me acusen de violencia familiar, pero esto es sólo el comienzo y recién vamos por el principio de la tarea...

Ya habiendo establecido mi posición en este tema, aprovecho para lanzar un maldición eterna a las maestras que mandan recortar de las revistas palabras con HUE, HUM y HIE y otras variantes maquiavélicas. Si a mí, que llevo muuuchos años leyendo me resulta difícil (confieso que una vez sin poder encontrar la última que me pedían, sucumbí a la desesperación y la escribí con el Word y la imprimí), para un chico de 7 años es misión imposible. Bueno, no puedo hablar por todos los niñitos pero para la mía lo es.

¿Cómo es que a nadie se le ocurrió vender palabras pre-recortadas en las librerías escolares? A ver si algún emprendedor toma la idea. Las madres, agradecidas. Por lo menos, las madres como yo :-)

sábado, septiembre 22, 2007

Dorayaki con dulce de leche


- Porque hoy es mi aniversario de matrimonio.
- ¿Y qué van a hacer? - me pregunta Ana. ¿O será Anna o Anne? Ella es sueca, pero nunca le pregunté cómo se escribía su nombre. Por favor, si algún lector gentil y con conocimientos de sueco me devela esta incógnita, quedaría muy agradecida.
(Volviendo al tema) - Vamos a ir a comer. Mi marido me invitó a un restaurant, pero no sé cuál es. Me parece que queda por la calle Honduras.
- Sí, hay muchos restaurantes nuevos en Palermo. El otro día fui a uno de cocina nórdica.
- ¿Y qué tal?-pregunté interesada en saber que opinión le merecía a quien conocía el producto original. - Porque viste cómo son los restaurantes étnicos. En general están bastante adaptados al gusto local.
- Bueno, comí salmón con ñoquis. Pero estaba muy rico.

Me hizo acordar al postre favorito de mi hija menor, los Dorayaki rellenos con dulce de leche una versión que supongo muy libre con respecto a su homónimo oriental. Como decía una amiga que estuvo varios meses en Japón: "la comida japonesa es más rica en la Argentina".

También convengamos en que la gastronomía es un negocio y si sirvieran los platos originales sin cambios, resultarían extraños y desagradables al paladar del cliente local, y se fundirían en poco tiempo.

Cuando estuve en México mis anfitriones, unos amigos mexicanos, no cesaban de elogiar la excelente comida de un restaurant de comida argentina en el DF.
- Lo mejor son las empanadas de carne con chile - me decían.
- Por favor, no me lleven NUNCA- atiné a contestar.

miércoles, septiembre 19, 2007

¡Así te quería agarrar!


Había sacado turno para una revisión odontológica en el centro médico donde trabajo. Era la primera vez que me atendía ahí y no sabía quién me iba a atender. La asistente me había hecho pasar, me hizo sentarme en el sillón y me había puesto el coqueto babero descartable apropiado para esas circunstancias.

Me encontraba mirando por la ventana que tenía enfrente, cuando siento que alguien se me acerca por detrás y me dice:
- ¡Así te quería agarrar!
Era la odontóloga. Y además paciente mía. No recordaba qué relación habíamos tenido, pero debe haber sido buena porque se mostró encantadora y de lo más considerada.

Yo no sé porqué la gente odia a los odontólogos y a los ginecólogos por igual . Les aseguro que somos gente buenísima :-)

sábado, septiembre 15, 2007

Inmersión lingüística


Aunque no vi la serie en su momento, últimamente me aficioné a Sex And The City. Bajé todos los capítulos de las 6 temporadas y comencé a verlos. El problema fue que no podía reproducir los subtítulos de algunos capítulos. Al final me resigné a verlos sin subtitulado, y entender lo que pudiera. Con los primeros era más lo que adivinaba que lo que entendía, pero con el tiempo ¡oh, maravilla! terminé entendiendo lo suficiente como para seguir la trama sin dificultades.

Me hizo acordar a esas técnicas de enseñanza de idiomas en las cuales se busca desenvolverse en una situación determinada. Viajes, necesidad de leer textos técnicos, lo que sea. Con Sex And The City aprendí a dominar el inglés que necesitaría para ir de levante en Nueva York.

Lo malo es que no creo que me sirva de mucho...

martes, septiembre 11, 2007

Delivery ecológico


Mi marido y yo estábamos en un restaurant compartiendo una ensalada y un medallón de lomo. Todo acompañado con Coca light, por supuesto. Ambos somos fervientes conversos de la onda sana-light. Lamentablemente no todos los hermanos vieron la luz. Veíamos pasar bandejas inmensas con papas fritas, huevos fritos y panceta o tablas de picadas de 13687422 calorías. Es que todavía existen herejes que se dirigen directamente al infierno donde se ahogarán en un mar de grasa y colesterol.

Dichas visiones nos hicieron evocar cómo se comía "antes", y de lo ridículo que hubiera parecido no comer de todo lo que se servía. De cuando la mejor recomendación de un restaurant era que las porciones fueran "muy abundantes". Y ahí fue cuando me acordé del delivery ecológico de los 70.
Consistía en que mi mamá lo mandaba a mi papá a la fonda de la esquina (ahora reconvertido en un restaurant super fashion) con una olla y un trapo. Allí le llenaban la olla con la comida del día y le anudaban el trapo para que no se saliera la tapa durante la caminata para llevar "el pedido". Así era el delivery en los 70.
¿Vieron cómo cuidábamos el medio ambiente? Nada de descartables. A la fuerza. Pero ecológicos.

lunes, septiembre 10, 2007

Thinking Blogger Awards

Para mi sorpresa me encontré con la halagadora noticia de que mi blog hace pensar a Antonia Romero
Por tal motivo me nominó para el Thinking Blogger Awards. Halago que acepto encantada, aunque no aclaró qué tipo de pensamientos le provoca :-)

Tomo la posta con copiar y pegar las normas de la nominación (¿Cuál es la situación de un ladrón que le roba a otro, que a su vez le robó a un tercero?)

1.- Si alguien te otorga el premio, escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.
Mi elección es secreta, infalible e inapelable;-). En realidad hay muchos blogs que me hacen pensar, pero lo que me resulta más fascinante del fenómeno de los blogs es la posibilidad de asomarte a los pensamientos de gente con estilos de vida muy diferentes y con las que difícilmente podrías entablar una relación profunda. Para copiar del todo a Antonia, en orden alfabético:


2.- Enlaza el post original, así la gente puede encontrar el origen del mismo.

POST ORIGINAL


3.- Exhibe o muestra el "Thinking Blogger Awards" con un enlace del post que tu mismo escribas. Hay dos modelos de botón para mostrarlo en el blog, plateado o dorado.




Creo que mi blog entró en otra categoría :-)))

jueves, septiembre 06, 2007

Opciones anticonceptivas para ginecólogas



Las ginecólogas no tienen limitaciones de conocimiento ni de accesibilidad para usar cualquier método anticonceptivo. Las pastillas te las dan como muestras gratis, los DIU se compran a precio profesional y te los coloca tu colega de consultorio de al lado.
Con esto, ¿quiero decir que en condiciones ideales el uso de los métodos es óptimo? Nada de eso. Lo que quiero decir es que esa suma de condiciones, genera algunas situaciones particulares que les paso a relatar. Todo lo que cuento es real. Por supuesto que sin nombres, porque de todos modos ¿para qué los quieren saber si no las conocen? Yo misma soy una de las protagonistas, pero sabrán cuál :-)

Doctoras 1 y 2: toman anticonceptivos orales enganchando una caja tras otra para no menstruar. La única diferencia es que la nº1 suspende y hace la pausa de 7 días cuando se olvida de tomar alguna. La nº2 toma hasta que empieza con sangrados (el objetivo era no menstruar así que ya no tiene sentido), y ahí para por una semana.
Justificación teórica: la pausa mensual para menstruar es totalmente convencional. Se puede seguir sin parar durante meses sin problemas, excepto la aparición de sangrados (limitación de la nº2).

Doctora 3: Un día se colocó un DIU aprobado para su uso por 5 años. Pasaron 7. Ahí sigue.
Justificación teórica: hay muchas evidencias indirectas que demuestran que los DIU duran más tiempo que el uso teórico. Después de los 40 la fertilidad disminuye mucho. Porque sí.

Doctora 4: Usa Evra (parches anticonceptivos) previstos para durar una semana cada uno. Ella se los recambia cada 9 días.
Justificación teórica: los parches tienen un margen de seguridad de dos días adicionales. Con lo que cuesta conseguir muestras de Evra, hay que hacerlos rendir.

Doctora 5: Le dice a sus paciente que los preservativos se deben usar desde el comienzo y que no debe haber penetración sin usarlos. Les advierte que los únicos lubricantes permitidos son los de base acuosa. Los oleosos dañan el látex y aumentan el peligro de roturas.
Ellos lo usan al final-final y acompañados de aceite de bebé.
Justificación teórica: porque sí. Porque hay consejos para pacientes y consejos para una misma. Porque después de los 40 es difícil quedar embarazada.